La negociación bursátil está en pleno auge, tanto para los bancos estadounidenses como para los europeos. Las operaciones se están incrementado tras las victorias de Donald Trump y del Brexit, pero los días de gloria de salas de operaciones bursátiles, que llegaron a ser tan grandes como campos de fútbol, parecen más lejanos que nunca. Por su puesto, los traders también están dentro de todo este entorno en peligro de extinción.
Arrastrando aún las consecuencias de la crisis financiera global de 2007-2009 y las posteriores restricciones regulativas, los bancos (ahora muy concienciados respecto a los costes) no quieren más traders, ante la incertidumbre de si durará esta recuperación.
"No hay hambre de contratación alguna", asegura a Reuters Jason Kennedy, director ejecutivo en Londres de la empresa de contratación Kennedy Group. "Los gestores no saben si el buen momento es real o no, si estamos o no en una burbuja. Lo último que están haciendo es acelerar (el ritmo de contrataciones), solo para darse cuenta de que no hay nada detrás".
Los convulsiones el año pasado debido al referéndum británico a favor de abandonar la Unión Europea (UE) y la elección de Trump como presidente de los Estados Unidos han dado alas a una escalada de la volatilidad del mercado y la actividad bursátil, los ingresos y los beneficios de los bancos.
Sin embargo, esto no significa que se recupere el número de traders, pues los bancos no están optando por aquellas salas de mercado abarrotadas con cientos de operadores que existían antes de la crisis. Por el contrario, están invirtiendo en más sistemas de operaciones automáticas.
El mayor banco de Europa, HSBC, ha empezado a recortar alrededor de un centenar de puestos de alta responsabilidad en su división de banca de inversiones en todo el mundo el mes pasado, según fuentes con conocimiento directo del asunto, que no dijeron cuántos de estos eran traders.
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