Cuenta en alguna de sus obras una de las biógrafas de Warren Buffett y autora de varios libros sobre este legendario inversor, Hélène Constanty, una divertida anécdota que dice mucho de la forma de pensar del llamado “sabio de Omaha”, la mayor fortuna del mundo conseguida en los mercados de valores.
La anécdota deja bien a las claras su carácter frío y calculador que se deja llevar muy poco por las modas y pasiones cíclicas tan de moda en los mercados de valores.
En una ocasión se fue a pasar el fin de semana con unos amigos a un famoso complejo con campo de golf de la costa Oeste, llamado Pebble Beach. Entre el grupo de amigos estaba Jack Byrne, que era el presidente de una importante compañía de seguros, GEICO, empresa operativa en España.
Pues bien, Byrne experto conocedor del sistema de primas y demás con que trabajaba su sector, propuso a sus amigos una apuesta. Todo el grupo le daba a él una prima de 11 dólares por cabeza y, a cambio, si alguno de ellos era capaz durante toda la estancia en Pebble Beach de conseguir un hoyo en tan sólo un golpe les daba 10.000 dólares.
Todos sus amigos parece que aceptaron, pues enseguida pensaron que arriesgaban muy poco y, en cambio, podían ganar mucho, aunque desde luego era muy improbable, por no decir imposible, que consiguieran la proeza de un hoyo en solo un golpe.
Todos... menos Warren Buffett, que se quedó un rato pensando y fríamente calculó las posibilidades de ganar y las comparó con la prima a pagar, negándose en redondo a entrar en la apuesta, pues comentó que la prima era altísima y totalmente desproporcionada, como de hecho así era. Por supuesto, las vacaciones terminaron sin que nadie del grupo consiguiera el hoyo en un golpe y Byrne se embolsó las primas.
Fuente: Jose Luis Cárpatos estrategiasdeinversion.com
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